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DIARIO FOTOGRAFICO
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El glaciar agonizante
Pastoruri
PERÚ - Texto y fotos de Luca Belcastro, 6 de octubre de 2010
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espués de que me acerqué en otras ocasiones, cuando cruzaba los diferentes pasos de la Cordillera de los Andes, por segunda vez en mi vida llego a los 5.000 metros de altura y por segunda vez, esto sucede en el Perú.
La primera fue en 2007, después de un recorrido de algunas horas. Sentí la sensación emocionante de caminar sobre la blancura de las nieves eternas del glaciar Huaytapallana cerca de Huancayo. La caminata terminó en la completa oscuridad, bajo un increíble cielo estrellado.
Se les sigue llamándolas nieves eternas, aunque para esta área parece una definición obsoleta por el deshielo continuo que parece indicar su próxima desaparición inevitable. Incluso las agencias turísticas tendrán que ingeniárselas para encontrar alternativas creíbles que capturen la atención de los turistas.

Hoy la meta es el glaciar Pastoruri.
Durante el trayecto, el tráfico es constantemente interrumpido por los trabajos en curso para pavimentar la carretera principal del valle. En comparación con la labor minuciosa y precisa que vi practicar por sus colegas bolivianos, los obreros peruanos me parecen más precarios y desorganizados, también debido a las dificultades para coordinar el gran número de personas involucradas en la actividad. La usual consecuencia del "súper empleo" que parece en este punto un aspecto típico tanto de la política económica peruana como la de otros países latinoamericanos. La dificultad también se justifica por el hecho de que las distancias entre las ciudades son enormes; mantener en buenas condiciones las larguísimas carreteras parece una empresa titánica, por lo que varios caminos peruanos, entre los cuales algunas arterias principales, están completamente hechos de ripio.
En muchos países del mundo, los automovilistas atrapados por el tráfico protestan gritando y alcanzando estados de cólera extrema. En el Perú parece dominar la mímica, los gestos con las manos y los brazos, las miradas y las expresiones faciales, tienen una elocuente capacidad expresiva.
Al contrario, el uso del claxon es exagerado: en los centros de las ciudades, donde el porcentaje de taxis es muy alto, a los bocinazos de protesta se suman los continuos golpecitos de invitación que los taxistas utilizan ante cada transeúnte que cruza. Es fácil imaginar el ambiente sonoro que se crea.

Dejando el valle, en la puna aparece de repente un sector con cactáceas de forma redondeada con numerosas hojas puntiagudas y espinosas. Es la Puya Raimondi, que toma su nombre del famoso explorador italiano que está muy presente en las denominaciones geográficas y naturalistas de esta zona. Cada una de estas plantas, después de 50 años de vida produce altas inflorescencias de 8 a 12 metros de altura, antes verdes y progresivamente siempre más oscuras, formadas por 5.000 flores que generan 6.000.000 de semillas. Durante los períodos de lluvia, estas semillas germinan llenando completamente el terreno de ejemplares jóvenes, sólo algunos de ellos sobrevivirá y completará su ciclo vital. Al igual que muchas otras variedades similares, la producción de la "flor" y de las consecuentes semillas para mantener la especie es el último enorme esfuerzo del cactus antes de su muerte. Estas plantas dan asilo a pequeños pájaros, como colibríes, que se alimentan del néctar de sus flores. Los otros animales, por el contrario, parecen evitar acercarse; es probablemente el efecto de la evolución de las especies y la experiencia, consecuencia del hecho de que las hojas espinosas y puntiagudas atrapan fácilmente a aquellos poco cuidadosos que se acercan. Y cuanto más tratan de liberarse, más se bloquean. Es por eso que los habitantes locales tenían la costumbre de quemarlas, las consideraban "carnívoras". Destruían esta increíble manifestación de la naturaleza, que hoy afortunadamente se protege.

Continúa el camino. A cada lado del valle se ven los perfiles de las montañas, que, como en todas partes del mundo, evocan a menudo rostros humanos o cuerpos tendidos, alimentando una serie de mitos de personajes legendarios petrificados, a veces custodios y protectores, a veces representaciones de divinidades.


Llegando a la meta, después de una caminata a 5.000 metros de altitud se arriba a los pies del glaciar Pasto Ruri, hasta tocar su borde inferior. El calentamiento global y el descuido de los visitantes, que abandonaban las botellas de agua y el plástico de las telas utilizadas para deslizarse sobre la masa de hielo, provocaron la decisión de prohibir el acceso al glaciar.

En los últimos días, en Lima, vi un documental que concernía justo la presencia de material plástico en el medio ambiente y que mostraba, por ejemplo, como queda atrapado en las corrientes oceánicas circulares, una vez llegado al mar. Se crean verdaderos depósitos de basura en las localidades más remotas, despobladas e inocentes, o se mezcla con el flujo alimenticio de los animales marinos con consecuencias imaginables.


Siguiendo en la escalada y costeando el glaciar, se llega a 5.200 metros de altitud, donde se abre un panorama excepcional a la inmensidad de la cordillera.
Hasta hace unos pocos días no tenía prevista una visita a esta zona. De hecho, sólo anoche decidí aventurarme hasta aquí y sin tener la menor idea de lo que me esperaba. No pensaba que fuera posible que me encontrara frente a un panorama similar, un espectáculo de equilibrio de la naturaleza que ninguna mente humana, ni siquiera la más creativa, se lo puede imaginar.
Un disfrute emocional de nivel absoluto, insuperable, que permanecerá en mi imaginario y que podré evocar en el futuro gracias al recuerdo, una de las funciones de las expresiones artísticas y la esfera creativa. Esta es una de las riquezas de la experiencia producida por las fuertes emociones vividas durante el camino de cada cual. Permanece en la memoria y permite amplificar el intrínseco poder evocativo y expresivo de las "obras de arte" con las cuales uno se encuentra, ayuda a relacionarse y entrar en sintonía con el fruto de la creatividad humana, en una articulada perspectiva personal y colectiva, con profundidad.

También hoy la jornada termina con la marcha de protesta por las calles del centro de Huaraz. Parece que aquí - y ya lo experimenté en otras partes del Perú y de América Latina -, cuando se protesta, se lo hace realmente. Y cuando se le inicia, se continúa sin parar y con decisión hasta obtener una respuesta clara y convincente.

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Texto extracto de:

libro diario sudamericanoLuca Belcastro
Diario sudamericano
Viaje entre ritos, música y naturaleza | Viaggio tra riti, musica e natura
LIBRO | en castellano - in italiano | Moretti&Vitali 2011
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