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DIARIO FOTOGRAFICO
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El ombligo del mundo
Chavín
PERÚ - Texto y fotos de Luca Belcastro, 5 de octubre de 2010
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oy en día está planeado un tour que tiene como meta el sitio arqueológico de Chavín.
En los últimos años he visitado numerosas localidades peruanas en donde los restos de antiguas civilizaciones sobreviven al tiempo. En este aspecto, Perú se parece mucho a México, con los restos de sus ciudades prehispánicas aún latiendo con vida, aunque ahora con otras perspectivas y con diferentes funciones respecto al pasado.

Antes de partir, una imagen ya vivida ayer se repite: en la acera se ve una larga fila de mujeres sentadas ordenadamente una al lado de la otra, en estrecho contacto físico, quizás a la espera de la apertura de una oficina pública. Llevan trajes tradicionales y llamativos sombreros de colores con inclinaciones distintas, lo que refleja su estado civil y sus perspectivas. De hecho, al lado de mujeres casadas que llevan el sombrero de manera horizontal, hay otras que comunican con sombreros de diferentes colores e inclinados hacia la derecha o la izquierda, su condición de mujeres solteras, viudas o divorciadas y su búsqueda de una pareja o, por el contrario, el hecho de no estar disponibles para ningún tipo de relación.
Una forma de comunicación eficaz, clara, que evita poner en práctica ulteriores o innecesarias medidas y estrategias.

Hoy la dirección es opuesta a la de ayer: se viaja hacia el sur del Callejón de Huaylas, subiendo en altitud. Por esto disminuye la vegetación y a partir de los 3.500 metros de altura desaparecen los últimos eucaliptos, dejando espacio a la puna, una extensión de piedras, tierra arenosa y gramíneas de aspecto seco en este periodo del año.

En el río del valle, en el lado occidental de la Cordillera Blanca, se construyó una central hidroeléctrica, ahora de propiedad chilena, que produce y vende energía eléctrica a los peruanos.
Chile es un país que parece no alinearse ni tomar una posición a nivel internacional: queda prácticamente fuera del Mercosur y de la Comunidad Andina, también estableciendo con estos organismos relaciones comerciales, y parece seguir una política de "colonización" económica especialmente en relación con el Perú. Por ejemplo, hay numerosos centros comerciales con capital chileno tanto en territorio peruano como en argentino.
El resultado de todo esto es que en Chile el costo de la vida para un extranjero es mucho mayor que en otros países latinoamericanos, quizás con la excepción de Brasil. Por otro lado, la fortaleza de su moneda en constante apreciación también frente al Dólar y al Euro, va en contra de la posibilidad de inversiones y adquisiciones extranjeras en Chile, sin embargo, permite a los empresarios chilenos invertir en el extranjero con más facilidad, por lo que se podría vislumbrar una estrategia política "colonizadora" del gobierno en favorecer el fortalecimiento de su moneda con este propósito.
La gran rivalidad y una especie de odio entre peruanos y chilenos son evidentes y siempre presentes en las palabras y los discursos que se escuchan por las calles en estos dos países. Se notan en los asuntos menores, tales como la paternidad del famoso cóctel pisco sour, hasta las relaciones políticas internacionales, siempre tirantes sobre todo a causa de las consecuencias de la ya lejana Guerra del Pacífico, todavía tan presente en la memoria, con la que pasaron a manos chilenas vastos territorios fronterizos ricos en minerales. Las tensas relaciones también complican las negociaciones para devolver a Bolivia una salida al mar, una oportunidad que tenía antes de esta cruel guerra.

Dejando el valle, se sube hasta los 4.516 metros de altura del paso que, a través de un túnel de 500 metros, lleva al lado oriental de la Cordillera "momentáneamente" Blanca.
Otra imponente estatua blanca de Cristo, como la que domina la dramática explanada de Yungay, pero esta vez dotada de cruz y sin brazos abiertos, justo a la salida del túnel Kahuish anuncia el inicio del descenso hacia Chavín, sede de una cultura viva desde el 1200 a. C. hasta el 200 a. C. y cuyo nombre parece significar "ombligo del mundo".

Si ayer en la verde vegetación eran cerdos, ovejas y pollos los que dominaban la escena, hoy los actores principales son las llamas pastando y algunos burros cargados hasta el límite de sus posibilidades, los cuales, cerca de los centros habitados, suben y bajan las curvas cerradas del largo camino de ripio que lleva al paso, diseminado con piedras de diversos tamaños que han caído de las inestables paredes naturales a sus costados.

Quisiera ser una gota del agua del río que acoge a los escasos riachuelos que bajan de las paredes de las montañas de la parte oriental de la Cordillera Blanca. Aquel agua que confluye en un afluente del Río Amazonas, atraviesa por completo la selva y desemboca en el Océano Atlántico al final del viaje. Un larguísimo recorrido, extremadamente seductor y variado, que estimula la imaginación y la fantasía.
Tal vez una parte de este trayecto es lo que recorrieron, en sentido contrario, algunos hombres y mujeres que desde la selva remontaron el río, como quizás buscando un posible origen de la vida. Y al final de este camino se establecieron, tal vez por la duda sobre cómo seguir, a 3.200 metros de altura, en la tierra donde el río se bifurca y que sería la futura sede de la ciudad de Chavín, considerada la madre de las sucesivas culturas andinas. Por lo menos se la consideraba así hasta que se descubrió, recientemente, en el Valle de Supe, a 150 kilómetros al norte de Lima, la ciudad de Caral, un asentamiento urbano con zonas sagradas de pirámides y templos, anterior a Chavín en casi 2.000 años.

El grupo se detiene en un restaurante para el almuerzo, lugar que evito con gusto por mi régimen alimenticio vegetariano, que rara vez encuentra propuestas económicas en los locales turísticos.
En esta zona se acostumbra a cocinar al gato con varias recetas que alimentan numerosas fiestas populares dedicadas a esta tradición; así como el cuy, el roedor que en Italia llaman conejito de indias, un plato típico en todo el Perú.
A estos platos particulares se suman otras especialidades culinarias peruanas, que adoptan como ingredientes principales los que eran los desechos de las antiguas cocinas españolas. Así se encuentra el anticucho con el corazón de los bovinos, el charqui y el shambar con la piel de los cerdos, el cau cau y el caldo de cabeza respectivamente con las tripas y la cabeza de cordero.

Antes de llegar al sitio arqueológico se atraviesan pueblitos con las fachadas de las casas de adobe pintadas de blanco y completamente cubiertas con grandes inscripciones propagandísticas electorales, en su mayoría azules y rojas, con nombres repetidos obsesivamente entre escasos eslóganes. Es una costumbre muy difundida en las provincias del Perú, que contrasta con la presencia, en este período de elecciones, de los enormes carteles de Lima, de los candidatos con las caras sonrientes.
Una exageración, un exceso de información, una ostentación que en la uniformidad propagandística pierde su efecto, además de alterar el aspecto de estos pequeños centros. Aunque en el evidente contraste, es como caminar en una ordenada ciudadela centroeuropea con sus casitas de color pastel, que pierden originalidad y expresividad en la uniformidad general.
Esas palabras, que a menudo no son acompañadas por hechos, evocan el proceder tal vez contrario al de los sacerdotes y los gobernantes de las antiguas culturas prehispánicas, a quienes la propaganda no siempre los ayudaba. Sus ritos apoyados por sustancias alucinógenas como el cactus San Pedro, sus estudios astronómicos y profecías, sus interpretaciones de la naturaleza tenían como fin el control social y la supervivencia de la cultura. Marcaban solemnemente el ritmo de las estaciones indicando el momento de la siembra y la cosecha, a cambio de ofertas por parte del pueblo que llegaba a recorrer largas distancias para escuchar estos iluminados oráculos.
Su poder, sin embargo, dependía de la efectiva realización de lo que decían; la propaganda sin resultados concretos no servía. No por casualidad, los largos períodos de sequía o de fuertes lluvias inesperadas no permitían la cosecha, minando la credibilidad de los gobernantes y, además de causar muchas muertes por inanición, invitaban a los "súbditos" a migrar hacia otras culturas en ascenso o en formación, transfiriendo allá sus conocimientos, su arquitectura, sus deidades, etc.



Visitando estos lugares fuera de las grandes ciudades, siempre me llama la atención, por un lado, la aparente simplicidad de la vida de los habitantes, sus ocupaciones y relaciones esenciales, los ritmos lentos, su manera de expresar la creatividad en los rituales compartidos de todos los días.
Por otro lado, advierto la precariedad y la provisionalidad de la existencia, por ejemplo en la imposibilidad de predecir completamente los acontecimientos y los desastres naturales, con la sensación de inquietud que imagino que acompaña a aquellos que no saben lo que podrá suceder de un momento a otro.
Por último, capto la resignación frente a los acontecimientos de la vida. Durante un funeral en el cementerio de Yungay no he visto a personas llorando, sino por el contrario muy serenas frente a este evento natural.
Y en tal contexto de aparente aceptación general, la larguísima y llena marcha de protesta que he cruzado en la plaza principal de Huaraz, con gritos de desacuerdos políticos decididos y poderosos, adquiere por contraste una gran fuerza de impacto social que no se puede no tener en consideración.

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Texto extracto de:

libro diario sudamericanoLuca Belcastro
Diario sudamericano
Viaje entre ritos, música y naturaleza | Viaggio tra riti, musica e natura
LIBRO | en castellano - in italiano | Moretti&Vitali 2011
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